Entre los 220 goles hiciste de todo tipo. De cabeza, de chilena, de rebote, con los dos pies juntos, metiste algunos en contra... ¿Qué gol te falta?
Uno en un Mundial... O un gol diferente.
--¿Por ejemplo?
-De rabona nunca hice... Y me gustaría, aunque tengo miedo de quedarme trabado y que me puteen... Yo, pelota que pase cerca mío, le apunto, le doy al arco y la obsesión es que infle la red.
Martín Palermo se sienta junto a Clarín luego de firmar una publicidad de cerveza. Remera negra, gris y blanca, jeans y reloj amarillo, las zapatillas blancas terminan indefectiblemente embarradas al cruzarse para las fotos en los lagos de --oh casualidad-- Palermo. Y ya en la confitería del Palermo Golf, arranca la charla. Agradable, espinosa, sincera...
-Cuando firmé mi último contrato, creía que 12 goles podía hacer en un año como para alcanzar los 218 de Cherro. Luego, lo quise superar y acá estoy, con 220... Eso sí, cuando llegué era impensado convertirme en el máximo goleador de la historia de Boca.
--Festejaste con tu hijo, la gente te ovacionó, metiste dos goles... ¿Contra Arsenal qué te faltó, además del abrazo de Riquelme, para que la noche fuese redonda?
-Me puso muy contento haber roto el record y pasé una noche muy feliz, pero la verdad es que no termino de disfrutarlo como quisiera. Esto no pasa sólo por un logro personal: acá hay un grupo y, como equipo, las cosas no están bien. Esta alegría no me cambia el presente que vivimos como equipo ni la situación que está pasando el club. Me hubiese gustado que llegara con Boca más arriba.
-- Con 4 goles más, alcanzás a Pinino Mas entre los goleadores del fútbol argentino y, con 6, igualás al inventor de la rabona, Ricardo Infante...
-En Boca sólo me queda seguir superándome a mí mismo, así que me gustaría seguir metiéndome más en la historia de los goleadores del fútbol local. Estar ya entre los 10 primeros (está 8°) es más que importante, pero si puedo hacer más, lo intentaré.
-Pese a que largó en 1938 y murió en 1965, se habló mucho de Cherro. ¿Si pudieses hablar con él le pedirías perdón...?
-Me hubiese gustado hablar con él, verlo jugar, mirar algún video. Si hizo 218 goles en Boca por algo habrá sido, más allá de que era otra época, otro juego...
-¿Es verdad que, pese a ser de La Plata, no conocés a Varallo, otro de los próceres que destronaste?
-Nunca nos encontramos pero sé que tiene admiración por mí... Con el que sí hablo es con el Tanque Rojas, otra leyenda del club.
-¿Qué goleadores de Boca seguías cuando eras chico?
-El Manteca Martínez, Graciani, Márcico... Son ellos los que me hacen ver que lo suyo es poco en relación a los goles que yo logré.
-¿Qué tiene que pasar para que aparezca otro Palermo?
-Primero, hay que volver a encontrar un equipo como el del 98, que empezó a ganar todo por el buen rendimiento individual y con mucho protagonismo del 9. Aquella vez yo fui goleador del campeonato con 20 en 19 partidos porque había un gran equipo. Es difícil que aparezca otro Palermo ya que alguien debería quedarse mucho tiempo en el club y, obvio, el equipo debe estar armónico y te tiene que ayudar.
-Igual, íntimamente debés querer que no aparezca alguien que te rompa el récord.
-Ja, no sé, debería ser alguien que se quede mucho tiempo en el club y con un equipo de la magnitud del que tuvimos desde el 98. Para mí fue clave que Bianchi confiara de entrada en mí...
-Contra Arsenal fue evidente que te pasaron más la pelota... ¿Notabas que antes era raro que te llegara limpia?
-No me llegaba y me preocupaba el no tener situaciones. No es que los erraba: no participaba del sistema de juego. Y eso me sacaba del partido, me ponía nervioso. Yo necesito tener situaciones, después, si erro, analizaré por qué... Pero si no tengo participación, algo está funcionando mal.
-¿Quién fue el mejor compañero que te asistió?
-Guillermo (Barros Schelotto) fue quien mejor me entendió: él se desmarcaba y lo primero que hacía era buscarme a mí como referencia de área. Me hizo hacer muchos goles...
-¿Quién más?
-Román (Riquelme) fue el otro gran asistidor a lo largo de mucho tiempo y después llegó Rodrigo (Palacio). Al principio no nos entendíamos, hasta que nos conocimos... No llegó a ser como Guillermo pero Rodrigo también me hizo hacer muchos goles.