EL DUEÑO DE LA NOCHE
Era el alba en la Isla del Giglio, en el mar Tirreno, cuando el Costa Concordia terminó de enderezarse. Los primeros rayos de sol permitieron ver por primera vez en 611 días el que fue el lado oscuro del buque, la parte que quedó sumergida luego del letal naufragio del 13 de enero del año pasado. Con la titánica tarea terminada luego de 19 horas, ahora el objetivo es buscar los cuerpos de las dos personas que todavía siguen en el interior del gigantesco crucero, de 300 metros de largo y 114 mil toneladas de peso.
Como informó ayer Clarín, el inédito operativo, en el que trabajaron 500 ingenieros y demandóuna inversión de 600 millones de euros, concluyó a las 23 del lunes en Argentina (las 4 de la madrugada de ayer en Italia). Desde el accidente el Costa Concordia fue casi un buque partido: por un lado la parte blanca, sin daños, a la luz del día; por otro, la parte que terminó oculta debajo del agua.
Ese lado del crucero, que ahora vio la luz, quedó retorcido y deformado, en parte completamente destrozado, “como si hubiera sido el blanco de un bombardeo”, como comentó el farmacéutico del Giglio, la pequeña isla en cuyas rocas el Concordia encalló en esa maldita noche de la tragedia en la que murieron 32 personas.
“Cerca del crucero, la imagen es apocalíptica y se entiende por mil detalles la violencia que tuvo el impacto del barco con las rocas de la costa”, describió el periodista Matteo Guidelli, de la agencia de noticias ANSA. “El navío desprende un agrio olor provocado por el agua y los materiales aprisionados por meses ahí adentro. Muchos detalles y objetos revelan las comodidades y el lujo que tenía el crucero antes de la muerte ”, agregó.
Ayer, luego del colosal trabajo llevado a cabo por un ejército de técnicos e ingenieros, el crucero volvió a ser un solo buque, con su eje vertical sobre el nivel del agua. “Ahora estoy más relajado, voy a tomar una cerveza y me iré a dormir. Todo el equipo está muy orgulloso por el trabajo que logramos hacer”, destacó el sudafricano Nick Sloan, director del operativo, que habló con la prensa luego de estar “guardado” durante el operativo.
El trabajo, de todos modos, aún no está terminado.
El próximo paso es buscar los dos cuerpos que aún siguen dentro del crucero.
Se trata de Maria Grazia Trecarichi, una pasajera italiana de 50 años, y Russel Rebello, un camarero de origen indio de 33. “Los pasillos que se habían convertido en precipicios por la inclinación podrán ser de nuevo recorridos”, comentó el responsable de la Protección Civil, Franco Gabrielli, que ordenó primero una inspección de la nave. Luego, piso por piso, buzos y rescatistas volverán a recorrer la embarcación. Familiares de los desaparecidos se encuentran en la isla con el deseo de dar sepultura a sus allegados.
Por ahora no se sabe cuál es el puerto donde será llevado el Concordia, ni tampoco cómo será trasladado.
Sí está confirmado que será desguazado.
El barco podría ser enviado a aquellos países donde el desguace cuesta menos, transportado por una especia de “súperbarco” surcoreano de una compañía holandesa. El navío coreano Vanguard mide 275 metros de largo y puede levantar hasta 110 mil toneladas. Navega a 14 nudos (unos 26 kilómetros por hora) y puede alzar y depositar en el mar otros barcos o instalaciones petroleras. De todos modos, eso recién ocurrirá el año próxima. Mientras tanto, el Costa Concordia seguirá durmiendo en las aguas del Mediterráneo, aunque ahora boca arriba.