Los eclipses totales de Luna son poco habituales. El último ocurrió el 21 de febrero de 2008. Es que para que se produzca, el Sol, la Tierra y su satélite deben forman una perfecta línea recta en el espacio. Pero como la órbita lunar está inclinada con respecto a la de la Tierra, la mayoría de las veces pasa por encima o por debajo de la sombra (si así no fuera, cada Luna llena habría eclipse).
El satélite asomó poco antes de las 20 de ayer por el Noreste, y durante varias horas se vio redondo e iluminado. A las 3.33 comenzó el cambio, cuando la Luna entró en la umbra, la parte central de la sombra que la Tierra proyecta al espacio. De ahí en más, la redondeada sombra terrestre cubrió progresivamente al disco lunar.
A las 4.41 llegó lo mejor: el inicio de la parte central del eclipse, cuando la Luna quedó completamente hundida en la sombra terrestre y tomó un suave color rojizo anaranjado. A las 5.40, aún en pleno eclipse, se ocultará en el Noroeste mientras, en el Este, el Sol comenzará a salir. Será una inusual puesta de Luna.
Por una coincidencia astronómica, este último eclipse de Luna del 2010 coincidió con el solsticio de diciembre.
La totalidad del eclipse se apreció desde el Océano Pacífico, América del Norte, América Central y el noroeste de América del Sur. Desde el oeste de Europa y África solo se vio el comienzo del fenómeno.
En las islas del Pacífico, Alaska, el oeste de Estados Unidos y México; el oscurecimiento de la Luna comenzó antes de la medianoche. Para los ubicados en el Hemisferio Norte, el eclipse ocurrió la noche previa al día más corto del año, mientras que en el Hemisferio Sur sucedió lo contrario.