EL DUEÑO DE LA NOCHE
La lluvia de estrellas fugaces Gemínidas alcanzará su pico de intensidad. Vienen del asteroide 3200 Phaeton y se podrán seguir a simple vista o desde el sitio oficial de la NASA.
La lluvia de estrellas que se espera que llegue a su mayor intensidad esta noche es la mayor del año y se especula que podría superar a la registrada en 2013, cuando alcanzó a dos destellos por minuto.
EL origen del fenómeno es particular, ya que no se debe a desprendimientos de un cometa, como suele suceder, sino que se trata de un asteroide que toma excesiva temperatura debido a su cercanía con el Sol.
Las partículas que deja en su camino se desplazan a enorme velocidad y se cruzan con la Tierra masivamente. Reciben el nombre de Gemínidas.
Al entrar en la atmósfera, las partículas se desintegran, generando trazos de luz que dan lugar al espectáculo luminoso que se puede observar en el cielo.
Para lograrlo de la mejor manera, lo ideal es aislarse en una zona sin iluminación artificial y, en lo posible, con el horizonte despejado. Es decir, lo mejor es irse al campo.
Lo bueno es que no hace falta tener un telescopio, ni siquiera prismáticos. Tampoco hay riesgo para la vista -como en los eclipses-, pero puede que se necesite algo de paciencia y atención constante, ya que si bien el “show” es prolongado, la fugacidad de los destellos puede decepcionar a quienes no acierten a ver el momento en que sucede.
La lluvia de estrellas fugaces Gemínidas alcanzará su pico de intensidad. Vienen del asteroide 3200 Phaeton y se podrán seguir a simple vista o desde el sitio oficial de la NASA.
La lluvia de estrellas que se espera que llegue a su mayor intensidad esta noche es la mayor del año y se especula que podría superar a la registrada en 2013, cuando alcanzó a dos destellos por minuto.
EL origen del fenómeno es particular, ya que no se debe a desprendimientos de un cometa, como suele suceder, sino que se trata de un asteroide que toma excesiva temperatura debido a su cercanía con el Sol.
Las partículas que deja en su camino se desplazan a enorme velocidad y se cruzan con la Tierra masivamente. Reciben el nombre de Gemínidas.
Al entrar en la atmósfera, las partículas se desintegran, generando trazos de luz que dan lugar al espectáculo luminoso que se puede observar en el cielo.
Para lograrlo de la mejor manera, lo ideal es aislarse en una zona sin iluminación artificial y, en lo posible, con el horizonte despejado. Es decir, lo mejor es irse al campo.
Lo bueno es que no hace falta tener un telescopio, ni siquiera prismáticos. Tampoco hay riesgo para la vista -como en los eclipses-, pero puede que se necesite algo de paciencia y atención constante, ya que si bien el “show” es prolongado, la fugacidad de los destellos puede decepcionar a quienes no acierten a ver el momento en que sucede.