Los restos del militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra, asesinado el miércoles a balazos disparados por presuntos integrantes de una "patota sindical" fueron inhumados este mediodía en el cementerio de Avellaneda.
A la ceremonia, en la que la familia no quería cámaras ni periodistas, asistieron familiares, amigos y un buen grupo de militantes de partidos de izquierda.
El cortejo partió a las 11 de la mañana desde una cochería de la localidad bonaerense de Sarandí y se dirigió al cementerio de Avellaneda, donde fue recibido con aplausos por los amigos y allegados del joven de 23 años y representantes de otras organizaciones sociales.
Entre los familiares, estaban la madre de Ferreyra y sus hermanos, quienes recibieron anoche el cuerpo después de que se le practicara la autopsia.