Al menos 39 personas murieron y más de mil se encuentran desaparecidas a causa de las fuertes lluvias e inundaciones registradas en los últimos días en el nordeste de Brasil. Es por eso que los equipos de rescate buscan desesperadamente sobrevivientes de esta tragedia climática.
Tras un primer balance global de la Defensa Civil que estableció en 26 el número de víctimas fatales en Alagoas y en 13 en su vecino Pernambuco. Además de las víctimas fatales y los desaparecidos, tanto más de 100.000 personas han tenido que abandonar sus hogares.
En Pernambuco, donde se originaron las lluvias y crecientes, 53 municipios fueron declarados en situación de emergencia. Hasta la madrugada de hoy había 17.719 personas sin vivienda y 24.301 evacuados. En Alagoas, son 22 los municipios afectados (15 de ellos en estado de "calamidad pública"), 32.335 evacuados y 25.843 sin vivienda.
Los bomberos indicaron a la agencia AFP que hubo poblados a la orilla del río Mundaú en Alagoas que fueron "borrados del mapa" por la crecida, mientras que hay otros que quedaron "aislados". El acceso a esos lugares para acercar ayuda a los pobladores sólo puede realizarse gracias a la colaboración de la Fuerza Aérea, que destinó cinco helicópteros a esa tarea, indicaron.
Los gobernadores de Alagoas y Pernambuco mantuvieron anoche una reunión de emergencia con el presidente Lula da Silva, quien anunció que habilitará fondos para asistir a las víctimas y se comprometió a actuar con la "misma rapidez" que en el estado de Río de Janeiro. El presidente ha convocado para hoy una reunión del gabinete de crisis, en la que las instituciones locales y estatales evaluarán los daños causados por las lluvias y la forma de enviar ayuda.
En abril pasado, Brasil se vio sacudido por lluvias torrenciales que causaron el desmoronamiento de varios morros en Río de Janeiro, una catástrofe que dejó hasta el día de hoy una cifra indeterminada de muertos, cientos de desaparecidos.