en la torre del Parque de la Ciudad, Buenos Aires sorprende y se ve ordenada y tranquila, sin el infierno del tránsito y sin los contrastes entre riqueza y pobreza que se aprecian de cerca, desde el piso. Ese gran descampado verde que es el Parque Indoamericano se asemeja a un lugar prolijo, y hasta a la Villa 21 y a su cementerio de autos contiguo cuesta reconocerlos.
En el horizonte se ven, muy chiquitas, las torres de Puerto Madero. Y más cerca, donde el Riachuelo se junta con el Río de La Plata, se divisan con claridad las chimeneas del Polo Petroquímico de Dock Sud, echando humo negro y contaminación sobre la Ciudad. Los estadios del Deportivo Español y de San Lorenzo, y el de tenis del Parque Roca parecen maquetas de un juego infantil, y la Villa 1-11-14, luce, por sorpresa, como un barrio residencial similar a los que existen en cualquier ciudad.
La torre del Parque de la Ciudad, con sus más de 200 metros de altura, es a la vez el punto más elevado de Buenos Aires y, en su propio abandono, el símbolo del largo olvido de la zona Sur.
Inaugurada el 9 de julio de 1985 se presentó como la torre más alta jamás levantada en un parque de diversiones en el mundo . Pero nunca se terminó y, cuando funcionó, sólo pudo hacerlo a medias.
El año pasado fue reparada luego del profundo deterioro que llevó a su cierre y ahora estaría lista para ser abierta a visitas del público por primera vez desde que fue cerrada en 2003.
La reinauguración oficial podría hacerse el 20 de junio , según la directora del Parque, Claudia Strapko.
Ayer por la mañana la visitó el Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, con sus ministros y un grupo de periodistas entre los que había un cronista de Clarín , al término de la reunión del gabinete en una de las confiterías del parque. Macri, según contó el secretario general del Gobierno, Marcos Peña, ya había estado allí en diciembre, durante la toma del Parque Indoamericano, para mirar desde arriba el gigantesco campamento que durante más de una semana estuvo en las tapas de los diarios.
Construida con materiales provenientes de Austria cuando la última dictadura pensó en un parque de 120 hectáreas como uno de los elementos de un proyecto para la zona Sur de la Ciudad, la estructura, también conocida como Torre Espacial, está en el sector Futuro del parque que en principio se llamó Interama .
Inspirada en Excalibur , la espada del rey Arturo que yace clavada en la tierra, la primera plataforma está a 120 metros de altura, tiene más de 500 metros cuadrados de superficie y fue pensada como un restaurante. El segundo piso, que es todavía más grande, fue diseñado como confitería bailable, aunque no giratoria, como dice un mito urbano. Pero nunca terminaron de construirse, por lo que jamás estuvieron abiertos al público y tampoco lo estarán ahora.
El mirador más alto, a 176 metros del suelo, es el que ayer visitaron Macri y sus ministros, y el que estaría habilitado a la gente en poco tiempo más.
Es impactante la vista panorámica, que alcanza hasta 80 km , y en un día sin nubes hasta puede verse la costa de Colonia. Sin embargo, el mayor impacto en los días de viento es, según cuentan quienes lo vivieron, sentir cómo se mueve la torre.
La escalera tiene unos 1.000 escalones, que el año pasado fueron iluminados a nuevo. Macri y la gente que lo acompañó subieron ayer por el único ascensor de alta velocidad que ya funciona. Hubo que hacer cola, porque tiene capacidad para 26 personas. Según Claudia Strapko, ese ascensor estuvo durante varios años trabado a 170 metros de altura y fue bajado después de un complicado trabajo en 2010. Hay un segundo ascensor, pero por ahora no está en marcha. Desde siempre se conservan vacíos los espacios para otros dos elevadores, que jamás fueron colocados.