TRIPOLI, Libia.- A las 6 de ayer, hora local, el vuelo 771 de Afriqiyah Airways, con 104 personas a bordo (93 pasajeros y 11 tripulantes)
procedente de Johannesburgo, Sudáfrica, se precipitó a tierra al momento de aterrizar en el aeropuerto de Trípoli, capital de Libia. Un niño holandés de 10 años ha sido hasta el momento el único sobreviviente del accidente y su vida no corre peligro. Las imágenes mostraban ayer restos del aparato, un Airbus A330 que quedó totalmente destruido, y miles de fragmentos, ropas, efectos personales y otros objetos esparcidos en un radio de varias decenas de metros, cerca de la pista de aterrizaje, en una zona arbolada.
Entre las 103 víctimas había 61 holandeses, 13 libios, así como al menos un británico y algunos sudafricanos. También viajaban ciudadanos de Francia, Finlandia, Zimbabwe, Filipinas y Alemania. Sin embargo, la cancillería alemana no confirmó ni desmintió la noticia sobre el fallecimiento de una persona de ese país en el accidente. Muchas de las víctimas viajaban desde Johannesburgo vía Trípoli con destino final en Londres, Bruselas, Düsseldorf o París.
Todos los tripulantes eran de nacionalidad libia. Afriqiyah Airlines confirmó que se trató de un accidente, y que se está llevando a cabo una investigación a partir de los datos que aportarán las cajas negras, que ya fueron recogidas por personas de rescate. Un vocero de la compañía libia precisó que el avión se estrelló a un metro de la pista. No hay constancia de que el vuelo haya atravesado la nube de ceniza del volcán islandés Eyjafjalla, que ayer atravesaba el noroeste de Africa, a cierta distancia del lugar del hecho. Las condiciones meteorológicas eran buenas ayer en la capital libia. Si bien hasta ahora se desconocen las causas del accidente, las autoridades libias descartaron que se haya tratado de un atentado. Un testigo declaró que vio llamas en un motor antes de la colisión. Asimismo, no hubo reportes de más heridos en los hospitales de Trípoli. Los socorristas han recuperado ya 96 cadáveres.
Casos milagrosos
En ocasiones, una o dos personas pudieron sobrevivir casi por milagro a accidentes aéreos. En junio de 2009 un Airbus A310 de la aerolínea Yemenia cayó al océano Indico con 153 personas a bordo poco antes de aterrizar en las islas Comores. Sólo una muchacha de 14 años sobrevivió, sujetada durante horas a un resto del fuselaje en el mar. En septiembre de 1997, un niño tailandés de un año de edad y otro vietnamita de cuatro sobrevivieron a la caída de un avión de Vietnam Airlines en Camboya. Murieron 64 personas. En agosto de 1987, un avión de Northwest se estrelló en Detroit, EEUU, poco después de despegar. Sólo un niña de cuatro años sobrevivió y 157 personas fallecieron. El 24 de diciembre de 1971, un avión con 92 ocupantes cayó en la selva peruana. Varias semanas después apareció en una aldea una alemana de 17 años. El cineasta germano Werner Herzog rodó un documental sobre la muchacha con el título "Julianes Sturz in den Dschungel" ("Alas de esperanza", en su versión en español). (DPA-Especial)
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