A seis días del último contacto con los tres montañistas desaparecidos en el cerro Cocinero, el tiempo empieza a cobrar aquí, en Villa Futalaufquen, un rol determinante. Cada segundo que pasa sin novedades en la montaña transforma la situación un poco más en una búsqueda y un poco menos en un rescate.
Sin embargo, ni la cierta posibilidad de una nueva avalancha frena el tremendo afán de buscar y encontrar que desborda a los rescatistas allí arriba, donde 21 de estos hombres trabajaron ayer más de 12 horas, bajo la novedad del Sol pero con temperaturas que continuaron bajo cero.
La búsqueda comenzó a las 5.30 de la madrugada y se centró en la zona donde estaba el refugio, último lugar de contacto de Leonardo Smirnoff (28), Facundo García (32) y Leonardo Palomba (28). Esta vez los especialistas en alta montaña, divididos en cuatro equipos (parques nacionales Los Alerces y Nahuel Huapi; Gendarmería, rescatistas del Centro Invernal La Hoya; e integrantes de los clubes andinos de Bariloche y Esquel) contaron con el apoyo de uno de los helicópteros de Gendarmería, que no había podido volar hasta ahora por culpa de los fuertes vientos, pero que ayer colaboró en la visión general de la zona, les llevó dulces y frutas por la tarde y los trajo antes del anochecer.
Desde el refugio, una pequeña construcción de madera, el grupo desaparecido dio las últimas señales: un SMS enviado a las 11 del jueves pasado a los guardaparques y otro a las 23, con destino al teléfono de sus familiares, que ayer llegaron a Los Alerces para seguir de cerca la búsqueda. El dato del último mensaje de texto hace creer a los expertos que el grupo se habría quedado a pasar la noche del jueves en el refugio y que allí habría sido sorprendido por la avalancha en algún momento de esa noche o en la mañana del viernes. Por eso buscan especialmente ahí. “Buscamos indicios del refugio porque toda búsqueda de una persona empieza en el último lugar donde estuvo”, explica a Clarín , todavía transpirado, el guía de montaña Luis Manuel Schinelli (33), uno de los referentes de los trabajos en el cerro Cocinero.
El problema es que la nieve que cayó es muchísima . Calculan que hay entre seis y diez metros más que antes de la tragedia. Y se desconoce qué efecto provocó la avalancha. Pudo haber aplastado el refugio o bien arrastrarlo cientos de metros. Por ahora, lo único que se encontró es una de las paredes de la construcción, a unos 400 metros de donde estaba emplazada, colgando sobre un precipicio.
La búsqueda le insumió ayer al grupo un cuidado extremo porque las probabilidades de una nueva avalancha son de “nivel 5” , el máximo en las previsiones. Bien temprano, después de llegar a pie al cerro, tras unas dos horas y media de caminata cargando mochilas pesadísimas y una responsabilidad incalculable, los montañistas arrancaron a trabajar con los perros “Inti” y “Paco”, que intentaron detectar, por descarte, olores desconocidos. No hubo noticias.
Después de la búsqueda de los perros, mientras dos vigías controlaban desde lo alto que no hubiera indicios de una nueva avalancha, los brigadistas clavaron sondas de tres metros de largo en una superficie de unas dos hectáreas para detectar, simplemente a través del tacto, si había algo debajo, pero no hallaron algo que les dé esperanzas . Así que luego cavaron con palas la zona sondeada hasta alcanzar los tres metros de profundidad y desde allí nuevamente clavaron las sondas. Tampoco hubo resultados. “El indicio más visible es que estén bajo la avalancha. Y cabe la posibilidad de que hayan tenido la fortuna de quedar en una burbuja de aire . El otro es que hayan escapado pero que estén atrapados en otro valle”, se esperanza Ricardo Pereyra, intendente del Parque Nacional Los Alerces. Luego de seis días, la sobrevida de García, Smirnoff y Palomba se hace cada vez más difícil en esas condiciones. “Estamos poniendo todo porque nos estamos pasando del tiempo límite”, reconoce Pereyra, que tampoco sabe cuántos días más tiene por delante. “Debemos ser pacientes, el tiempo que puede durar la búsqueda es inestimable”, reconoce Schinelli.
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