


El primero en salir fue Florencio Avalos, de 31 años y el capataz de la mina. Lo hizo con el traje verde diseñado para atravesar el conducto de 622 metros. Era el primero en respirar el aire frío del desierto de Atacama y se abrazó conmovido con su mujer y su hijo. Una hora exacta después lo hizo Mario Sepúlveda, el minero que se hizo famoso por relatar el encierro. “Saquénme de aquí”, dijo cuando la cápsula apenas asomó. Cuando la abrieron, Sepúlveda sacó una bolsa con piedras como “regalos”. La risa fue general. “Se pasaron m’hijitos”, dijo después de abrazar a su esposa y al presidente Sebastián Piñera.
Jaime Mañalich, las condiciones de salud de los trabajadores rescatados son buenas. Y destacó que "las cosas se están dando mejor que lo presupuestado. Los tiempos del traslado están siendo menores de los estimados, la cápsula no está sufriendo daños", añadió.
La subida de los mineros, en promedio, estaba durando un poco más de 15 minutos. Había sido nervio puro cuando Manuel González, el primer rescatista, bajó por la cápsula Fénix 2. “Que Dios lo acompañe y que nos traiga a los mineros”, le dijo el presidente Piñera al despedirlo en la puerta de la cápsula. Eran las once y diecinueve de la noche y los bocinazos en el Campamento Esperanza anunciaron que la fase final del rescate se iniciaba. Iba a ser el primer hombre que verían los 33 mineros atrapados.
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