“Después de un intento infructuoso, los restos de una de las víctimas” del vuelo AF447, que cayó al Atlántico el 1° de junio del 2009, “pudieron ser llevados a bordo del barco ‘La Isla de Sein’, este jueves a primeras horas de la mañana”, indicó la Dirección de la Gendarmería Nacional Francesa (DGGN) en un comunicado. Según la misma fuente, varios cuerpos pudieron ser localizados porque permanecen aún atados a los asientos del avión, que cayó en el Atlántico poco después de despegar de Río.
Las dificultosas tareas de rescate de los restos de los cuerpos que permanecen en el interior del Airbus, que empezaron el miércoles, continuarán en los próximos días, informaron los franceses.
“Los despojos, que permanecieron sumergidos durante dos años a una profundidad de aproximadamente 3.900 metros, todavía atados a un asiento del aparato, parecían deteriorados”, agregó la DGGN, que admitió que existen “fuertes incertidumbres” acerca de la recuperación de esos restos.
Los vestigios del aparato fueron localizados a inicios de abril en aguas brasileñas, a 3.900 metros de profundidad, en una zona de 600 por 200 metros, durante la cuarta fase de búsqueda para localizar las cajas negras del avión, que comenzó el pasado 25 de marzo frente a las costas de Brasil.
“Los investigadores de la Gendarmería tomaron muestras en el lugar, que serán enviadas la semana próxima al mismo tiempo que los grabadores de a bordo, a un laboratorio de análisis para determinar la posibilidad de una identificación de las víctimas por el ADN”, añadió la fuente.
El martes, los investigadores franceses anunciaron que habían recuperado la segunda caja negra del avión, la que grababa el entorno acústico del piloto.
Las causas del accidente del Airbus, que todavía no ha sido explicado y que costó la vida a 228 personas de 32 nacionalidades diferentes, podrían ser conocidas tras el análisis de las dos cajas negras rescatadas hace pocos días. Aún falta por ver si todavía son legibles los grabadores del aparato, los únicos que permitirían determinar las causas exactas de la catástrofe. La investigación del accidente del vuelo Río-París ha costado unos 35 millones de euros.
La ministra francesa de Ecología y Transportes, Nathalie Kosciusko-Morizet, aseguró ayer que “el avión no explotó” porque se han encontrado restos intactos de la cabina, donde “hay cuerpos dentro”, alguno de ellos “identificables”.
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