El preparador físico del grupo, doctor Jean Romagnoli, explicó el lunes que debido a la curvatura que presenta el túnel de 622 metros por los que ascenderá la cápsula de rescate, será imposible la transmisión por radio frecuencia, por tanto serán los propios mineros los que informarán verbalmente sus signos vitales a los médicos que estarán monitoreándolos en la superficie.
Para cumplir esta tarea se entregará a cada minero un pequeño computador y se les enseñará a leer los datos.
Esto cumplirá un doble objetivo: entregarán información y estarán enfocados en una tarea que los distraerá durante el momento crucial de la subida, que se prolongará por unos 15 a 20 minutos, y que puede aumentar su ansiedad.
"Es un poco lo que pasa con los niños, cuando uno les pone el DVD en el auto, dejan de preguntar cuanto falta", dijo el preparador físico.
Los mineros colaboraron antes en despejar decenas de toneladas de escombros que arrojaba la máquina que perforó el túnel que llegó el sábado al techo de un taller cercano al refugio donde está el grupo, unos 80 metros más abajo.
El sábado por la tarde los explosivistas que hay entre los 33 realizaron una detonación controlada con la que ensancharon la parte baja del pozo, para que la cápsula que los rescatará se deslice sin rozar las paredes de roca viva del pozo.
Se acortan aceleradamente los plazos para el esperado rescate.
Alrededor de las 03.00 horas (06.00 gmt) del lunes, concluyó una fase crucial: se terminó el reforzamiento con 15 tubos de acero de seis metros cada uno de los primeros 90 de los 622 metros de largo que tiene el túnel de evacuación.
Los geólogos y geomecánicos determinaron reforzar sólo esa porción del pozo, donde la roca está fracturada.
Ahora se inicia la fase final antes del inicio del rescate, que es la instalación de la plataforma que sostendrá todo el mecanismo para sostener la cápsula Fénix, llamada así por el ave mitológica que renace una y otra vez de las cenizas. Erigir esa plataforma tomará una 48 horas, dijo el ministro de Minería, Laurence Golborne.
Su colega de Salud, Jaime Mañalich, informó que los primeros en salir serán cuatro hombres que se encuentran entre los más fuertes física y sobretodo mentalmente, ya que deberán tener la tranquilidad suficiente para transmitir datos a la superficie durante su ascenso y sugerir correcciones si surgen imprevistos.
Luego, subirán los más débiles o enfermos, un grupo de 10 trabajadores, entre los que hay un minero hipertenso, uno diabético, otros que presentan una infecciones dentales, respiratorias o lesiones cutáneas producto del húmedo ambiente del fondo de la mina, donde hay una temperatura cercana a los 30 grados Celcius y 80% de humedad.
Al final, los más fuertes y con mayor capacidad para soportar la ansiedad, ya que la Operación San
Lorenzo, como se bautizó la fase del rescate, tardará unas 48 horas, puesto que la etapa de subida de cada minero tardará entre 15 a 20 minutos, pero antes se les debe poner un arnés, un cinturón que transmitirá los signos vitales y darles las instrucciones de cómo comportarse durante el izamiento.
Para poner en marcha la serie de ascensos, bajarán a la mina serán un rescatista minero y uno de la armada con larga experiencia médica, que junto a los encargados en la superficie, determinarán el orden definitivo de salida y ayudarán a los mineros a prepararse para emprender el viaje.
En la operación participan 17 socorristas de la Corporación del Cobre, Codelco, la mayor productora de cobre del mundo, de la armada y uno de la policía.
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