Los ingenieros refuerzan con tubos de acero los primeros metros del túnel.
El llamado "encamisado" de los primeros 90 metros del túnel por el que saldrán los 33 mineros atrapados en la mina San José fue completado en la madrugada de este lunes.
Alrededor de las 4:00 hora local (0700 GMT), varias horas antes de lo previsto, los equipos que trabajan en la operación de rescate en el norte de Chile terminaron de colocar la tubería de refuerzo.
La tarea de "casing" o revestimiento tiene por objetivo evitar los desprendimientos que podrían atascar o dañar las cápsulas Fénix, unas cajas metálicas especialmente diseñadas para recorrer los casi 630 metros de ducto con los mineros dentro.
Según el diagnóstico hecho mediante una cámara de video, sólo el primer tramo del túnel, de unos 50 metros, presenta riesgos de derrumbe. Los expertos decidieron, por precaución, entubar el doble: los 96 metros más cercanos a la superficie, con 16 tubos de acero de 6 metros cada uno, soldados entre sí.
Sin embargo, una de las tuberías mostró imperfecciones y fue descartada, lo que redujo el trayecto de encamisado a 90 metros.
El cambio de planes no tendrá repercusiones en la seguridad del operativo ni tampoco permitirá anticipar los plazos del rescate, según le explicó a BBC Mundo Gerardo Jofré, director ejecutivo de la minera estatal Codelco, la empresa designada por el gobierno para coordinar el rescate.
"No esperamos atascamientos, la cápsula tiene un diseño que está todo pensado para que no se produzcan ese tipo de cosas. Abajo, la calidad de la roca es extraordinaria, lo que no da espacio para pensar en desprendimientos", aseveró Jofré a BBC Mundo.
El éxito de "La Liebre"
El encamisado se puso en marcha después de que la perforadora T-130 lograra su cometido: "romper" en el taller subterráneo, cercano al refugio minero, después de horadar casi 630 metros de roca.
El sábado bien temprano, la máquina del llamado plan B dejó abierta una vía de contacto con los mineros, que tiene el ancho necesario para trasladarlos hacia la superficie.
Por eso se ganó el apodo de "La Liebre", capaz de completar la tarea en 33 días, un plazo menor al que se había pronosticado originalmente.
Desde entonces, todo ha sido expectación en el campamento Esperanza, que alberga a familiares de muchos de los 33 obreros.
"Estoy feliz porque mi hijo está a punto de salir y es un milagro del Señor que esté vivo junto con los otros. Dios hizo el milagro", dice Nelly Bugueño, mientras espera a Víctor Zamora. Su ansiedad y su alegría, mezcladas en justa dosis, se replican entre todos los parientes.
Sienten cerca el fin de 67 días de espera, desde el derrumbe del pasado 5 de agosto.
Las autoridades, sin embargo, han llamado a tener paciencia para la tercera fase del operativo, la definitiva.
"No tenemos identificados riesgos que no tengamos cubiertos, pero estas cosas pueden tener eventualidades", aceptó Jofré ante BBC Mundo.
El ingeniero André Sougarret, jefe del equipo de rescate, reconoció que existen amenazas potenciales asociadas a la técnica que se usará para sacar a los obreros.
"Siempre hay riesgo al transportar personas en un sistema vertical", dijo el experto ante la prensa, refiriéndose a una eventual caída de rocas o al atascamiento de las cápsulas Fénix en el ducto de evacuación.
Cuenta regresiva
Los familiares de los mineros atrapados aguardan el rescate con una mezcla de ansiedad y alegría.
Hasta el momento, la llamada Operación San Lorenzo, en honor al patrono de las minas, ha avanzado rápido y sin mayores tropiezos.
El próximo paso, tras el encamisado, será el armado del peinecillo, un sistema de anclaje para las poleas capaz de sostener hasta 40 toneladas de peso, sobre el que se hará el transporte de las cápsulas.
En simultáneo, sigue avanzando la perforación alternativa (el llamado plan C; el A ya fue suspendido). Va por los 447 metros y opera como respaldo por si llegara a producirse algún contratiempo en el canal abierto.
En el fondo del refugio, en tanto, se aprestan para encarar el ascenso, que será físicamente demandante.
La Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), que asesora en el rescate, entregó 33 bolsos con las prendas que usarán los mineros para la salida. Ropas de tela porosa, impermeable y antitranspirante, confeccionadas en color verde, además de zapatillas y lentes de sol.
Los envíos fueron personalizados: trajes hechos a medida, con el nombre de cada uno impreso sobre el pecho.
De culminar con éxito, la operación se convertirá en el mayor rescate minero del mundo, tanto por prolongada estadía como por profundidad a la se encuentran las víctimas.
Para Gerardo Jofré, el ejecutivo de Codelco, el procedimiento será "un hito" en la historia de la minería y marcará un antes y un después en el uso de tecnologías específicas para un rescate. El de "los 33" de San José está cada vez más cerca.
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