De pie frente al atril ubicado en el mismo lugar donde estuvo hace menos de ocho meses el féretro de su esposo, y en un acto con simbolismos e incluso comparaciones con un discurso histórico de Evita, la presidenta Cristina Kirchner blanqueó ayer su decisión de ser candidata en octubre para buscar su reelección por otros cuatro años.
Delante de ministros y funcionarios, uno s pocos gobernadores y más de quinientos invitados que se agolparon en la Galería de Patriotas Latinoamericanos de la Casa de Gobierno, Cristina presentó su decisión como producto de “un alto sentido de la responsabilidad política y personal” . Con tono reflexivo y como si implicara un grado de sacrificio personal, aseguró que “yo siempre supe lo que tenía que hacer y lo que iba a hacer. Lo supe el mismo 28 de octubre en este lugar cuando miles y miles me gritaron ‘¡fuerza Cristina’!”, dijo por el día en que fueron velados los restos de Néstor Kirchner.
“Vamos a seguir adelante”, fue la primera pista que dio en su discurso de veintiséis minutos, y que despertó una ovación instantánea. Aunque a lo sumo había sospechas de un anuncio, había clima (el Gobierno buscó generarlo con la elección de la amplia Galería de los Patriotas) y la gente recibió a Cristina pidiendo su reelección.
“ Vamos a someternos una vez más como lo he hecho siempre a la voluntad popular” , o “cómo voy a aflojar”, fueron frases de un discurso en el que evitó la palabra “reelección” y otras alusiones concretas.
La Presidenta habló una vez más por cadena nacional, un recurso al que el oficialismo apela con frecuencia sin precedentes. Formalizó así su lanzamiento cuatro días antes del vencimiento de los plazos legales, el sábado. En la primera línea del Gobierno nadie tenía dudas sobre su vocación reeleccionista, pero el anuncio terminó de despejar incertidumbres hacia abajo. Algunos mensajes ambiguos de Cristina del último tiempo apuntaron a “disciplinar” a sectores internos y despejar sombras sobre su “conducción estratégica”, confiaban en despachos oficiales.
Cristina ironizó que desde la muerte de Kirchner “se habían agregado dos capítulos nuevos, psicología y medicina” para analizar sus conductas, y justificó su demora en lanzarse -que dio pasto a las versiones- en la “seriedad política e institucional” de tomar decisiones “a su debido tiempo”.
También descartó un acto en el Teatro Argentino de La Plata, donde se lanzó a senadora en 2005, a presidenta en 2007 y donde se presentó el anteproyecto de Ley de Medios, un “hito” de su gestión. Dijo que dejará de lado la “cábala” porque iba “a levantar la vista y no encontrar” a Kirchner: “Busquemos otro lugar con menos carga emotiva y emocional”.
En medio de la euforia, una fuente oficial dijo a Clarín que no fue casual que eligiera un acto de llamado a concurso para conceder 220 licencias de televisión abierta, en el marco de la Ley de Medios, porque “va por la reelección y el principal enemigo y oposición del Gobierno son los medios”.
Según Cristina, ayer se puso en marcha “el verdadero espíritu” de la ley de Medios. También anunció la construcción de otras dos torres de transmisión de televisión digital terrestre y el plan “TV para todos” para vender LCD.
Con los anuncios sobre tecnología televisiva junto a su decisión reeleccionista, Cristina sugirió un paralelismo con Evita al recordar un célebre discurso del 17 de octubre de 1951 en el que ésta ratificó su “renunciamiento” a la vicepresidencia, y que fue la primera transmisión televisiva del país.
La incógnita que le queda por develar es quién será su compañero de fórmula. También el nombre del vice del gobernador Scioli. Fuentes oficiales analizaban que la puesta en escena de ayer no fue azarosa.
Al lado de Cristina se sentaron el jefe de Gabinete Aníbal Fernández, el ministro Julio de Vido, el secretario de Comunicación, Juan Manuel Abal Medina y el titular de la Autoridad Federal de Comunicación, Gabriel Mariotto. Aunque estaba la “excusa” de un acto que los involucraba, subieron las apuestas por Abal como vice de Cristina, y Mariotto de Scioli. Nombres que nadie – ni encumbrados ministros- tenían ayer con certeza. Salvo la Presidenta y un par de “pingüinos” campeones de los secretos del poder.
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